En entrevistas con CBS, expresó dudas de que Estados Unidos vaya a la guerra con Venezuela, pero se mostró evasivo cuando se le preguntó sobre planes de ataque específicos, diciendo que no los revelaría a un periodista.

Esta retórica está respaldada por una movilización militar sustancial.

El ejército de Estados Unidos está reconstruyendo la antigua base naval de Roosevelt Roads en Puerto Rico y ampliando la infraestructura en las Islas Vírgenes de Estados Unidos, lugares estratégicamente cercanos a Venezuela. Además, el Pentágono ha desplegado una importante fuerza naval en el Caribe, incluido el portaaviones USS Gerald Ford, descrito como el mayor despliegue en la región en décadas. Los infantes de marina han estado realizando ejercicios de desembarco e infiltración en Puerto Rico, que el Comando Sur de Estados Unidos enmarca como parte de su misión antinarcóticos.

Sin embargo, la escala del despliegue y la naturaleza del entrenamiento sugieren preparativos para operaciones militares más sostenidas.

El gobierno de Maduro ha acusado a Washington de utilizar la lucha contra las drogas como pretexto para “imponer un cambio de régimen” y apoderarse de los recursos petroleros de Venezuela.