La administración Trump ha logrado una tregua en la guerra comercial con China tras una reunión de alto nivel entre el presidente Donald Trump y Xi Jinping. El acuerdo implica concesiones mutuas en aranceles y exportaciones, y se enmarca en una postura presidencial que, a pesar de la competencia, ahora favorece la cooperación sobre la confrontación. En un importante avance diplomático, el presidente Trump y el presidente chino Xi Jinping celebraron su primera reunión cara a cara en seis años, lo que resultó en una notable desescalada de su guerra comercial. Tras la cumbre en Corea del Sur, Trump anunció que Estados Unidos reduciría los aranceles relacionados con el fentanilo del 20% al 10%.
A cambio, China acordó varias concesiones clave: suspender por un año sus controles de exportación recientemente impuestos sobre minerales de tierras raras, reanudar las compras a gran escala de productos agrícolas estadounidenses, especialmente soja, y fortalecer los controles sobre los precursores del fentanilo.
Trump ha cambiado públicamente su tono, declarando en una entrevista que “la cooperación con China aporta más beneficios que la confrontación”.
Destacó su “excelente relación” con Xi Jinping.
Más allá del comercio, Trump también afirmó haber recibido garantías de Xi de que Pekín no tomaría acciones militares contra Taiwán mientras él esté en el cargo, una declaración que subraya la “ambigüedad estratégica” de la política estadounidense pero sugiere un nuevo nivel de diplomacia personal entre los líderes.
En resumenTras una cumbre entre Trump y Xi Jinping, Estados Unidos y China han alcanzado una tregua comercial, con la reducción de algunos aranceles por parte de EE.UU. y el levantamiento de los controles de exportación de tierras raras y la reanudación de la compra de soja por parte de China. Esto refleja el nuevo énfasis de Trump en la cooperación sobre la confrontación, e incluye una supuesta garantía personal de Xi con respecto a Taiwán.