Creo que sí”, respondió al ser preguntado si sus días estaban contados.
Sin embargo, evitó confirmar planes de ataques terrestres, declarando: “No hablo con un periodista sobre si voy a atacar o no”.
Esta ambigüedad se mantiene a pesar del significativo despliegue militar en el Caribe, que incluye buques de guerra, aviones de combate y la movilización de marines para ejercicios en Puerto Rico. La justificación oficial de Washington para esta presencia militar es la lucha contra el narcotráfico, en el marco de la cual se han realizado numerosos ataques letales contra presuntas narcolanchas. No obstante, funcionarios estadounidenses han reconocido en privado que estas operaciones forman parte de una estrategia más amplia para derrocar a Maduro, a quien Estados Unidos acusa de narcotráfico. El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha rechazado una eventual incursión terrestre y ha reiterado su disposición a mediar, insistiendo en que “los problemas políticos no se resuelven con armas. Se resuelven mediante el diálogo”.
Mientras tanto, el gobierno venezolano denuncia que la campaña antidrogas es un pretexto para “imponer un cambio de régimen” y apoderarse de sus recursos petroleros.












