El anuncio se produjo después de que Rusia realizara maniobras con sus fuerzas nucleares. Trump declaró: “Debido a los programas de pruebas de otros países, he dado instrucciones al Departamento de Guerra para que comience a probar nuestras armas nucleares... Ese proceso comenzará de inmediato”. Poco después, Estados Unidos realizó un lanzamiento de prueba de un misil balístico intercontinental Minuteman III desarmado desde California. En respuesta, el presidente ruso Vladímir Putin encargó a su gobierno un informe sobre la conveniencia de reanudar sus propios ensayos, advirtiendo que Moscú tomará “medidas de represalia adecuadas” si Washington rompe la moratoria.

La comunidad internacional ha reaccionado con alarma. El director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, calificó la decisión de Trump como “no es una buena noticia” y una “erosión del sentido de la seguridad internacional”. El secretario de Energía de EE. UU., Chris Wright, intentó matizar el anuncio, afirmando que las pruebas ordenadas no incluirían explosiones nucleares, sino “pruebas de sistema”, lo que ha generado confusión sobre el alcance real de la directiva presidencial.