Las negociaciones en el Senado entre republicanos y demócratas permanecen estancadas, principalmente por desacuerdos sobre la cobertura sanitaria. El análisis de la situación muestra que el cierre, que ha superado los 39 días, es el resultado de un punto muerto en el Congreso sobre la financiación del gobierno. El principal escollo es la exigencia de los demócratas de extender por un año los subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (conocida como Obamacare), que expirarán a finales de año. Los republicanos, por su parte, han rechazado esta condición, calificando la propuesta de "inviable".
El presidente Donald Trump ha intervenido en el debate, instando a los republicanos a redirigir el dinero federal destinado a las aseguradoras directamente a los ciudadanos. En su cuenta de Truth Social, Trump declaró: “¡Basta de dinero, cientos de miles de millones de dólares para las compañías de seguro apoyadas por los demócratas por el malo Obamacare!”. La parálisis ha dejado a aproximadamente 1.4 millones de empleados públicos sin sueldo y ha afectado gravemente servicios esenciales, incluyendo la seguridad en los aeropuertos y los programas de asistencia alimentaria. Además, la administración Trump ha permitido que numerosos Parques Nacionales permanezcan parcialmente abiertos con personal mínimo, lo que ha resultado en vandalismo, incendios y daños a sitios históricos. La crisis ha expuesto la profunda división partidista en Washington y ha generado una creciente ansiedad en la población, que sufre las consecuencias directas de la falta de acuerdo político.












