A cambio, China se comprometió a comprar cantidades "enormes" de soya estadounidense y a levantar las restricciones a las tierras raras.

La tregua también incluye la suspensión por parte de Pekín de un arancel adicional del 24% sobre mercancías estadounidenses y la eliminación de gravámenes sobre productos agrícolas como pollo, trigo y maíz. Este deshielo en la relación comercial entre las dos mayores economías del mundo es visto como un paso crucial para estabilizar los mercados globales, aunque la Corte Suprema de EE. UU. debate por separado la legalidad general de la política arancelaria de Trump.