Según su visión, esto permitiría a los estadounidenses "adquirir su propia asistencia sanitaria mucho mejor" e incluso les "sobraría dinero".

La propuesta fue interpretada como una estrategia de presión en las negociaciones presupuestarias. Sin embargo, expertos en salud pública advirtieron que eliminar los subsidios a las aseguradoras sin un plan estructurado podría generar caos en el sistema de salud. A pesar del impulso de Trump, figuras republicanas clave como el secretario del Tesoro, Scott Bessent, indicaron que el plan no se presentaría formalmente al Senado hasta que el gobierno fuera reabierto.