Sin embargo, esta justificación es vista con escepticismo por varios actores regionales e internacionales.

El gobierno de Venezuela ha calificado el despliegue como una “amenaza imperial” y una provocación. En respuesta, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, anunció la movilización de 200,000 efectivos militares en todo el territorio venezolano, incluyendo medios terrestres, aéreos, navales y misilísticos. Padrino acusó a Washington de actuar como “policía del mundo” y aseguró que Venezuela se mantendrá firme en la defensa de su soberanía. La escalada militar ocurre en paralelo a los controvertidos ataques estadounidenses contra presuntas “narcolanchas”, que han sido condenados por la ONU y han provocado la suspensión de la cooperación de inteligencia por parte de Colombia y el Reino Unido.