Este boicot informal está afectando al sector turístico estadounidense, que depende en gran medida de los visitantes de su vecino del norte. Según datos de la oficina de estadísticas de Canadá, los viajes aéreos desde el país hacia Estados Unidos cayeron casi un 24% y los viajes en automóvil más de un 30% en el último mes en comparación con el año anterior. Esta disminución es parte de un cambio más amplio en la actitud de los canadienses, exacerbado por los aranceles impuestos por Trump a productos canadienses y una retórica que muchos consideran condescendiente. El primer ministro canadiense, Mark Carney, ha fomentado el turismo interno, declarando: "En un momento en que nuestra economía está bajo ataque por parte del presidente Trump, los canadienses están respondiendo: ayudando a nuestros vecinos, comprando localmente y celebrando nuestro hermoso país". Históricamente, los canadienses representan aproximadamente una cuarta parte de los visitantes extranjeros en Estados Unidos. Su ausencia está provocando una caída en el gasto por viajes internacionales, que se espera que disminuya en 3.2% este año, según la Asociación de Viajes de EE.UU. Analistas como Julian Karaguesian, de la Universidad McGill, creen que es el "tono de la guerra comercial" y las "burlas" de Trump, como referirse a Canadá como el "estado 51", lo que ha alejado a muchos canadienses.