El mandatario no especificó la naturaleza de dichos problemas, pero sus palabras marcan una distinción clara en su evaluación de la cooperación antinarcóticos en la región. Esta postura contrasta notablemente con la de su propio secretario de Estado, Marco Rubio, quien en la misma semana describió la cooperación con el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum como "excelente" e "histórica". Rubio, en una cumbre del G7, descartó explícitamente el envío de tropas o la toma de "medidas unilaterales" en territorio mexicano, asegurando que cualquier ayuda de Estados Unidos, ya sea en equipo, entrenamiento o inteligencia, debe ser solicitada por México. "No tenemos quejas sobre el nivel de cooperación que hemos recibido de México", afirmó Rubio.

Esta aparente divergencia entre el presidente y su principal diplomático sugiere matices en la estrategia de la administración, donde la retórica presidencial se enfoca en la presión pública, mientras que los canales diplomáticos buscan mantener una colaboración funcional, al menos en el discurso.