Este cambio de política también se enmarca en nuevos acuerdos comerciales con países latinoamericanos como Argentina, Ecuador, Guatemala y El Salvador. Sin embargo, la medida no ha sido universalmente celebrada; el vicepresidente de Brasil, Geraldo Alckmin, la calificó de "positiva" pero "insuficiente", argumentando que los productos brasileños, como el café, siguen enfrentando aranceles más altos que sus competidores, lo que mantiene una "distorsión" en el mercado. A pesar de haber defendido previamente que sus aranceles no alimentaban la inflación, el retroceso de Trump es visto como un reconocimiento del impacto de sus políticas en los precios al consumidor.