El presidente Donald Trump sorprendió al declarar que podría haber “discusiones” con el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, una aparente apertura diplomática que contrasta con la creciente presión militar y legal de Washington sobre Caracas. En declaraciones a la prensa, Trump afirmó que “en algún momento” hablaría con Maduro, añadiendo que Venezuela “quisiera hablar”. Esta postura se produce en un contexto de máxima tensión, marcado por el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford en el Caribe y el anuncio de que Estados Unidos designará al Cártel de los Soles, supuestamente liderado por Maduro, como una organización terrorista.
A pesar de la posibilidad de diálogo, Trump no descartó una intervención militar, afirmando: “No, no lo descarto, no descarto nada”. La respuesta de Nicolás Maduro no se hizo esperar.
El mandatario venezolano aseguró que está dispuesto a dialogar, pero bajo sus condiciones.
“En Estados Unidos el que quiera hablar con Venezuela, se hablará, ‘face to face’, cara a cara sin ningún problema”, declaró Maduro, ratificando que la diplomacia y el diálogo son la vía para resolver conflictos. Sin embargo, también advirtió que una intervención militar sería “el fin político” de Trump. Analistas consideran que la postura de Trump podría ser una estrategia para negociar desde una posición de fuerza, utilizando la amenaza militar como palanca. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó su esperanza de que el diálogo se concrete, afirmando que su gobierno siempre busca la paz y la resolución pacífica de conflictos, y que México estaría dispuesto a ayudar.
En resumenEn un giro inesperado, Donald Trump se mostró abierto a dialogar con Nicolás Maduro, aunque sin descartar opciones militares y mientras mantiene una fuerte presión sobre Venezuela. Maduro aceptó la posibilidad de un diálogo “cara a cara”, en un escenario de alta tensión regional que combina amenazas con una incipiente vía diplomática.