Mientras Washington justifica su presencia naval como una operación antinarcóticos, Caracas la denuncia como una amenaza directa a su soberanía y un preludio a una intervención militar.

La llamada "Operación Lanza del Sur" ha movilizado al portaaviones USS Gerald R. Ford, el más grande de la flota estadounidense, junto a otros buques de guerra y cerca de 15,000 efectivos. En este marco, se han realizado al menos 21 ataques contra embarcaciones sospechosas de narcotráfico, resultando en más de 80 muertes.

El Pentágono ha calificado a los fallecidos como "narcoterroristas", aunque un abogado del Comando Sur advirtió internamente que estos ataques podrían constituir "ejecuciones extrajudiciales". Paralelamente, Trump ha declarado que "podría haber discusiones" con Maduro porque "Venezuela quiere hablar", una postura que el mandatario venezolano ha correspondido, afirmando estar dispuesto a un diálogo "face to face". Sin embargo, una investigación de The New York Times reveló que la Casa Blanca rechazó una oferta previa de Maduro para dimitir en un plazo de dos o tres años y que Trump autorizó a la CIA a realizar operaciones encubiertas en Venezuela. Para aumentar la presión, el Departamento de Estado anunció que designará al "Cartel de los Soles", que vincula a Maduro, como organización terrorista extranjera a partir del 24 de noviembre.