Hamilton reveló que Roscoe había sido hospitalizado por una recaída de neumonía que le provocó severas dificultades para respirar.

Durante un procedimiento para estabilizarlo, el corazón del perro se detuvo; aunque los médicos lograron reanimarlo, Roscoe quedó en coma.

“Por favor, mantengan a Roscoe en sus pensamientos.

No sabemos si despertará de esto”, escribió el piloto, quien canceló su asistencia a una prueba de neumáticos en Italia y a un desfile de moda de Ferrari en Milán para permanecer a su lado. Días después, el 29 de septiembre, Hamilton confirmó la muerte de su mascota con un emotivo mensaje: “Anoche perdí a mi mejor amigo. Después de cuatro días con soporte vital, luchando con todas sus fuerzas, tuve que tomar la decisión más difícil de mi vida y despedirme de Roscoe”. Describió la experiencia como “una de las más dolorosas” y agradeció el amor que sus seguidores le mostraron al perro a lo largo de los años. Roscoe era una figura querida en el paddock de la Fórmula 1, contaba con su propia acreditación oficial de la FIA y más de 1.4 millones de seguidores en Instagram, donde se compartían sus viajes junto al piloto.