Tras la audiencia, Cruz Martínez publicó un comunicado en su cuenta de Instagram para fijar su postura, enfatizando que la vinculación a proceso no lo declaraba culpable. “El día de hoy un Juez me vinculó a un proceso diciéndome que esto no significaba que era culpable, pues ante la Ley sigo siendo completamente inocente”, escribió, añadiendo que confiaba en que el último cargo también sería desestimado.

Su mensaje buscaba controlar la narrativa y defender su imagen pública.

Días después, Alicia Villarreal ofreció una conferencia de prensa donde compartió su perspectiva, ofreciendo un poderoso contrapunto.

La cantante, visiblemente afectada, declaró: “Si tuviera que agradecer, agradezco la parte en la que me da el divorcio, la libertad y gracias a Dios estoy viva, porque pudo haber sucedido otra cosa”.

Además, reveló haber recibido amenazas durante el proceso legal, lo que reforzó su decisión de seguir adelante.

“Estoy insistiendo porque se haga más extenso (las investigaciones), hemos tenido amenazas en nuestra vida, no voy a permitir tampoco eso.

Tengo que proteger a mi familia”, sentenció.

Este intercambio de declaraciones públicas, una a través de redes sociales y otra ante los medios, ilustra la batalla de narrativas en un caso sensible de violencia de género.