La compañía está inmersa en una importante reorganización, especialmente en su marca insignia, Gucci, que ha experimentado cambios tanto en su dirección creativa como en su cúpula ejecutiva en un esfuerzo por revitalizar su crecimiento. La decisión de posponer la finalización de la compra de Valentino sugiere que Kering está priorizando la estabilidad financiera y la optimización de su portafolio existente antes de comprometer un gran capital en una nueva adquisición a gran escala.

Esta cautela refleja una tendencia más amplia en el sector del lujo, donde los grandes grupos gestionan sus expansiones con mayor detenimiento ante un panorama económico global incierto y un mercado de consumo más volátil.

La medida permite a Kering concentrar sus esfuerzos y recursos en fortalecer sus marcas actuales antes de asumir la plena integración de Valentino.