Esta maniobra le otorga mayor flexibilidad financiera mientras se enfoca en reducir sus niveles de deuda y revitalizar su marca principal, Gucci. La decisión se produce en un momento de transformación para Kering, que enfrenta una caída significativa en su valor bursátil y presiones para reestructurar su portafolio. La llegada de Luca de Meo como nuevo consejero delegado a partir del 15 de septiembre ha generado expectativas de una reorganización profunda, centrada en la eficiencia operativa y la disciplina financiera. La extensión del plazo para la compra de Valentino, una operación estratégica para fortalecer su posición en el sector del lujo, permite a Kering gestionar sus compromisos de capital de manera más ordenada. El grupo ya posee el 30% de Valentino, adquirido previamente, y la opción de compra total es un paso clave en su estrategia de crecimiento a largo plazo. Sin embargo, la prioridad actual del nuevo liderazgo es estabilizar las finanzas del grupo, optimizar los costos operativos y asegurar que marcas como Gucci recuperen su dinamismo antes de asumir un desembolso de esta magnitud. La renegociación del plazo sugiere que, si bien la adquisición de Valentino sigue siendo un objetivo, su ejecución dependerá de la capacidad de Kering para sanear su balance y generar la liquidez necesaria para la transacción.