El acuerdo va más allá de una simple inyección de capital. Ambas compañías se comprometieron a desarrollar conjuntamente “múltiples generaciones” de productos para centros de datos y computadoras personales. La colaboración se centrará en conectar sus respectivas arquitecturas mediante la tecnología NVLink de Nvidia, combinando la fortaleza de Intel en unidades de procesamiento central (CPU) con el liderazgo de Nvidia en chips de IA y gráficos (GPU). Según los términos, Intel fabricará CPU x86 personalizadas para Nvidia, que se integrarán en sus plataformas de infraestructura de IA. Jensen Huang, CEO de Nvidia, declaró: “Juntos expandiremos nuestros ecosistemas y sentaremos las bases para la próxima era de la informática”. La inversión, sujeta a aprobaciones regulatorias, se realizará a un precio de 23.28 dólares por acción.

Para los analistas, este movimiento podría darle a Intel una ventaja competitiva frente a AMD, su principal rival, y fortalecer su proceso de fabricación de próxima generación, conocido como 14A, previsto para 2027. La alianza es vista como un salvavidas para Intel, que ha enfrentado dificultades para adaptarse a la era de la IA, y como una jugada estratégica de Nvidia para asegurar un mayor acceso a clientes empresariales y gubernamentales que dependen del ecosistema de Intel.