El plan de adquisición, anunciado en julio de 2024, había sido visto como un movimiento estratégico para que UPS fortaleciera su presencia en México y en el creciente mercado de América Latina. La combinación de ambas empresas habría creado un gigante logístico con una participación de mercado conjunta del 42% en México, uniendo la escala global de UPS (18% de participación) con la sólida red de distribución de Estafeta (24%). La transacción incluso había recibido el visto bueno de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) en mayo de 2025. En su momento, Carol Tomé, directora ejecutiva de UPS, había destacado que la compra era la mejor manera de capitalizar las tendencias del nearshoring y la creciente demanda de los sectores pyme y manufacturero en México. Tras la cancelación, Estafeta emitió un comunicado reafirmando que continuará sus operaciones en el país “con la misma solidez, calidad y confiabilidad” que la han caracterizado durante sus 46 años de historia. Por su parte, UPS notificó la terminación de los planes ante la Security Exchange Commission (SEC) en Estados Unidos, sin ofrecer mayores detalles sobre las condiciones que no pudieron concretarse.