Ante esta situación, el gobierno mexicano, a través del secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha declarado que buscará un “trato diferente” para México, amparándose en el T-MEC.

Sin embargo, el impacto ya es palpable.

En el sector automotriz, por ejemplo, se reporta que Audi paga un arancel del 27.5% por su modelo Q5 producido en Puebla al no cumplir con el contenido regional exigido.

La industria de autopartes también enfrenta una crisis, con recortes de personal de hasta el 30% en algunas empresas. El sector farmacéutico ha reaccionado con una carrera para aumentar su presencia manufacturera en Estados Unidos y con reducciones de precios en venta directa para mitigar el impacto. Además, la imposición de una tarifa de 100 mil dólares para las visas de trabajo H-1B amenaza con dificultar la contratación de talento calificado, afectando especialmente a los sectores financiero y tecnológico. Ejecutivos y asesores describen la formulación de políticas como “impredecible”, lo que “aumenta el costo del capital” y desalienta la inversión a largo plazo en Norteamérica.