La firma de auditoría KPMG considera que los aranceles deberían ser una medida temporal, “no más de dos años”, para permitir que la industria norteamericana reconfigure sus cadenas de suministro y se adapte a la competencia china, que lleva más de una década invirtiendo en innovación. Por otro lado, especialistas de Bloomberg y Automotive Foresight advierten que los fabricantes chinos podrían absorber gran parte del arancel gracias a sus bajos costos de producción y logística, manteniendo así precios competitivos.

Chirey Motor México emitió un comunicado reafirmando su compromiso con el mercado mexicano, señalando que su estrategia a largo plazo no se modificará.

La medida no solo afectaría a los vehículos completos, sino también al mercado de refacciones, donde las importaciones chinas representan alrededor de 8 mil millones de dólares anuales, lo que podría encarecer los costos para talleres y consumidores finales. Mientras tanto, la industria nacional de autopartes (INA) se encuentra en conversaciones con la Secretaría de Economía para definir qué componentes serán afectados, esperando que la producción terminal en el país no se vea impactada.