Para Nissan, este acuerdo representaría una oportunidad para optimizar su capacidad de producción y generar ingresos adicionales en un momento de reestructuración global. Para sus competidores estadounidenses, la colaboración ofrecería una vía rápida y eficiente para ampliar su portafolio de vehículos híbridos, un segmento con alta demanda. La alianza resulta particularmente atractiva para Ford, cuyo futuro del modelo Escape es incierto, y para Dodge (parte de Stellantis), que actualmente no cuenta con un integrante en este competitivo segmento. Aunque Nissan no ha emitido una postura oficial, las conversaciones reflejan una tendencia creciente en la industria automotriz hacia colaboraciones estratégicas para compartir costos de desarrollo y acelerar la transición hacia nuevas tecnologías de motorización.