La alianza, vigente por casi nueve años, ha permitido a ambas aerolíneas operar de manera coordinada en las rutas entre México y Estados Unidos, compartiendo decisiones sobre programación, precios y capacidad de vuelo. Este modelo de cooperación, amparado por una inmunidad antimonopolio, ha sido fundamental para ampliar su red de rutas, ofrecer más frecuencias y optimizar la experiencia del pasajero, dominando cerca del 30% del tráfico aéreo bilateral.
Sin embargo, el DOT argumenta que esta cooperación ha generado desequilibrios competitivos que limitan la entrada de nuevos competidores. La decisión se enmarca en una serie de acciones más amplias contra la aviación mexicana, citando problemas de competencia. Aeroméxico calificó la medida como “el único camino jurídico disponible para intentar revertir la resolución”. De confirmarse la disolución, el impacto podría ser significativo, con una posible reducción en la oferta de vuelos directos, un aumento de precios en rutas clave y la pérdida de beneficios para los pasajeros, como la acumulación cruzada de millas y conexiones más eficientes. El desenlace de esta batalla legal marcará un precedente importante para el futuro de las alianzas aéreas internacionales en la región.













