Esta alianza, que ha operado por casi nueve años, les ha permitido coordinar rutas, precios y capacidad en el mercado transfronterizo, obteniendo inmunidad antimonopolio.
La decisión del Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT) de no renovar dicha inmunidad se enmarca en una serie de acciones contra la aviación mexicana, argumentando problemas de competencia. Según el gobierno estadounidense, la alianza ha generado desequilibrios en varias rutas donde ambas compañías concentran una gran parte del mercado, lo que limita la entrada de nuevos competidores. La medida también se ha vinculado a preocupaciones sobre la regulación aérea en México y el acceso de aerolíneas estadounidenses al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). En respuesta, las aerolíneas calificaron la decisión como "injustificada e inconsistente con la realidad del mercado actual", argumentando que la colaboración ha generado beneficios tangibles para millones de pasajeros, como una mayor conectividad, más frecuencias y mejores tarifas, especialmente en rutas que antes no contaban con vuelos directos. La disolución de la alianza podría implicar la cancelación de 24 rutas y una disminución de la capacidad en otras 10, afectando negativamente al comercio, el turismo y a los propios consumidores. La batalla legal determinará el futuro de esta cooperación estratégica y sentará un precedente para otras alianzas aéreas internacionales en un contexto de crecientes tensiones comerciales.













