La cifra en disputa, equivalente a seis años de utilidades de la compañía en el país, ha provocado que Samsung pause nuevos proyectos de inversión a la espera del fallo de la SCJN. Aunque algunos reportes periodísticos señalan una posible salida del país y utilizan términos como “extorsión”, la empresa surcoreana ha emitido comunicados en los que reitera su compromiso con México y afirma que busca una “resolución constructiva” mediante el diálogo con el gobierno.

Una eventual salida de Samsung tendría un profundo impacto económico, especialmente en Tijuana, donde opera la planta de pantallas más grande del mundo, y en Querétaro, donde produce electrodomésticos, afectando miles de empleos y la confianza de inversionistas extranjeros.