El primer ministro canadiense, Mark Carney, también atribuyó la decisión a los aranceles estadounidenses y exigió a Stellantis cumplir sus compromisos con los trabajadores.

Este movimiento de Stellantis refleja cómo las políticas comerciales de Washington están reconfigurando las cadenas de suministro en Norteamérica, incentivando la centralización de la producción en territorio estadounidense.