La transacción es un movimiento estratégico clave para ambas potencias francesas.

Para Kering, propietario de marcas como Gucci, Balenciaga y Saint Laurent, la venta representa un paso decisivo en su plan de reestructuración liderado por su nuevo director general, Luca de Meo. El objetivo es concentrar esfuerzos y recursos en revitalizar sus marcas de moda, especialmente Gucci, que ha mostrado un desempeño inferior al esperado. De Meo afirmó que buscó cerrar el acuerdo “lo más rápido posible” y prometió que “habrá otros”, indicando que la desinversión ayudará a reducir la deuda de Kering. Por su parte, L'Oréal fortalece su ya dominante posición en el mercado de la belleza de lujo. El acuerdo incluye la adquisición de la prestigiosa casa de perfumes House of Creed, así como licencias por 50 años para desarrollar y vender fragancias bajo las etiquetas de Gucci, Bottega Veneta y Balenciaga. La licencia de Gucci, actualmente en manos de Coty, pasará a L'Oréal en 2028, lo que representa un activo de gran valor a futuro. Nicolas Hieronimus, director general de L'Oréal, afirmó que la operación consolida el liderazgo del grupo y que espera triplicar los ingresos de Creed en un plazo relativamente corto.