Aeroméxico, dirigida por Andrés Conesa, sostiene que la disolución abrupta de la empresa conjunta le causaría un daño irreparable, incluso si un tribunal fallara a su favor posteriormente.

La aerolínea busca asegurar que cualquier cambio en esta alianza estratégica ocurra solo después de una debida revisión judicial. Este conflicto legal se da en un momento en que Aeroméxico también prepara su regreso a los mercados de valores de Nueva York y México, tras haberse acogido al Capítulo 11 en Estados Unidos.