El conflicto, que involucra a los gobiernos de Países Bajos, China y Estados Unidos, evidencia cómo las tensiones comerciales en el sector tecnológico tienen un impacto directo en las cadenas de suministro mundiales. El problema se originó cuando el gobierno de los Países Bajos tomó el control de Nexperia, una empresa neerlandesa, de su matriz china Wingtech, alegando motivos de seguridad nacional y riesgo de transferencia tecnológica. En represalia, China bloqueó la exportación de ciertos componentes fabricados por la filial china de Nexperia. Esto ha generado una crisis de suministro de semiconductores básicos pero cruciales para la industria automotriz, afectando a fabricantes como Honda, que suspendió su producción en una planta de México, y Nissan, que anunció recortes en dos de sus plantas en Japón. Fabricantes europeos como Volkswagen y Mercedes-Benz también han alertado sobre posibles paros en sus líneas de producción.

El caso revela cómo China ejerce influencia sobre proveedores occidentales clave a través de complejas redes de propiedad.

Aunque recientemente se informó que Estados Unidos y China alcanzaron un acuerdo para permitir que Nexperia reanude algunas exportaciones, la situación sigue siendo tensa y demuestra la vulnerabilidad de la cadena de suministro automotriz ante conflictos geopolíticos.