Sin embargo, el juez James Boasberg dictaminó que la FTC no logró demostrar que Meta ostenta actualmente un poder monopólico.

La decisión se basó en una definición más amplia del mercado competitivo, en la cual el juez incluyó a plataformas como TikTok y YouTube como rivales directos. Boasberg argumentó que tanto Facebook como Instagram han evolucionado para priorizar el video de formato corto, compitiendo directamente con la oferta de estas plataformas, lo que debilita la tesis de un monopolio. Este fallo subraya la enorme dificultad que enfrentan los reguladores para impugnar retroactivamente fusiones aprobadas hace años y evidencia cómo la rápida evolución del panorama digital puede redefinir la competencia, haciendo complejo probar un dominio de mercado sostenido en el tiempo.