Según reportes locales, los ataques del ejército israelí dejaron al menos 70 personas muertas y más de 300 heridas. Entre los objetivos demolidos se encuentra la torre Al Kawthar, de unos 13 pisos, en el barrio de Rimal, elevando a 33 el número de rascacielos destruidos bajo el argumento de que Hamás operaba en dichas estructuras. También fue atacado el edificio Al Madina Al Manawara, dentro del campus de la Universidad Islámica de Gaza, y la torre Al Muhanna, en el barrio de Tal al Hawa. Previo a los bombardeos, el vocero del ejército israelí emitió órdenes de evacuación para zonas específicas de la ciudad de Gaza. Por su parte, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) afirmaron haber eliminado a más de 20 miembros de Hamás en el último mes. La situación humanitaria se agrava, con la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) denunciando que miles de desplazados se refugian en albergues saturados sin acceso a servicios básicos. Los servicios médicos alertaron sobre el creciente número de amputaciones debido a la escasez crítica de medicamentos y sangre, necesitando 350 unidades diarias, una meta inalcanzable por la hambruna y desnutrición que impide a la población donar. Desde el inicio de la ofensiva en octubre de 2023, el balance de víctimas asciende a 64,871 muertos y 164,610 heridos.