La iniciativa, revelada por The Washington Post, fue frenada por altos mandos del gobierno estadounidense debido a preocupaciones sobre su legalidad y las posibles consecuencias diplomáticas.

Las discusiones ocurrieron a principios del segundo mandato del presidente Donald Trump, después de que su administración designara a varios cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras.

Según el diario, funcionarios de la DEA sugirieron que esta designación justificaba acciones militares directas, haciendo analogías con operaciones antiterroristas. Sin embargo, el Pentágono y la Casa Blanca se opusieron, argumentando que no existía una autorización legislativa para el uso de la fuerza militar contra estos grupos y advirtiendo sobre el alto riesgo de bajas civiles, incluyendo ciudadanos estadounidenses. Derek S. Maltz, quien fue administrador interino de la DEA, declaró al Post estar “totalmente a favor” de atacar laboratorios y a los jefes de las organizaciones de narcotráfico, aunque insistió en que su intención era hacerlo “en colaboración y cooperación con México”. Esta revelación se suma a reportes previos de que Trump había preguntado en 2020 sobre la posibilidad de lanzar misiles a laboratorios de drogas en México de manera discreta.

El gobierno mexicano ha reiterado su rechazo a cualquier intervención extranjera que atente contra su soberanía.