Desde el Despacho Oval, Trump declaró este jueves: "Si creemos que alguna ciudad puede ser siquiera un poco peligrosa para el Mundial (…) no lo permitiremos.

Moveremos un poco las cosas.

Pero espero que no sea necesario". El mandatario dirigió críticas específicas a los gobiernos de Seattle y San Francisco, a los que calificó de estar en manos de "lunáticos de la izquierda radical que no saben lo que se hacen".

Estados Unidos coorganiza el Mundial 2026 junto a México y Canadá, y cuenta con 11 sedes, la mayoría en ciudades con administraciones demócratas como Los Ángeles, Nueva York, Atlanta, Houston y Filadelfia. Aunque legalmente el presidente no tiene la facultad de modificar las sedes del torneo, su estrecha relación con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha generado preocupación. La amenaza de Trump se interpreta como una nueva estrategia para utilizar un evento de alcance global como un frente en su confrontación política interna, condicionando la celebración de los partidos a la percepción de seguridad en ciudades gobernadas por sus opositores.