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El acuerdo se formalizó tras la primera reunión del Grupo de Implementación de Seguridad en McAllen, Texas, como seguimiento a la visita del Secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio. La presidenta Sheinbaum enfatizó la importancia del pacto: “Por primera vez, Estados Unidos reconoce que tiene que hacer operativos para controlar las armas o el tráfico ilegal de armas hacia México”. Esta nueva estrategia contrasta con operativos fallidos del pasado como “Rápido y Furioso”, que según la mandataria, fortalecieron a la delincuencia organizada. Entre los objetivos clave de la “Misión Cortafuegos” se encuentra fortalecer la investigación y la trazabilidad del armamento decomisado, permitiendo identificar no solo al fabricante, sino también a la armería que vendió el arma. Además, se creará una plataforma segura para el intercambio de información sobre envíos sospechosos, que también ayudará a combatir el robo de combustible (huachicol). El embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, calificó la iniciativa como una “cooperación histórica para proteger a ambas naciones”.