A diferencia de otros movimientos, en esta ocasión no se detectó un líder visible.

Durante su recorrido por la carretera federal, fueron acompañados por un operativo de la Guardia Estatal Preventiva y la Guardia Nacional, supuestamente para proteger su integridad. Sin embargo, este acompañamiento contrasta con la falta de soluciones de fondo. Los migrantes señalan que en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) y en el Instituto Nacional de Migración (INM) persisten actos de corrupción, como la presunta venta de documentos, lo que los empuja a salir en grupo. La caravana alcanzó el municipio de Huixtla, donde planean pernoctar antes de continuar su marcha. Estas caravanas reflejan no solo la desesperación de quienes huyen de la violencia y la pobreza, sino también la omisión del gobierno mexicano, que ha dejado a ciudades fronterizas como Tapachula con una enorme carga social, económica y de seguridad que rebasa sus capacidades.