Las solicitudes de licencia para productos con destino militar serán denegadas, mientras que aquellas relacionadas con semiconductores avanzados e inteligencia artificial serán revisadas caso por caso.

Este anuncio se produce en un momento estratégico, justo antes de una reunión prevista entre Xi Jinping y Donald Trump, lo que sugiere un intento de fortalecer su posición negociadora al demostrar su control sobre recursos indispensables para la industria tecnológica y de defensa estadounidense.