La medida, comunicada a través de su red social Truth Social, provocó un desplome inmediato en los mercados financieros globales. La decisión de Trump surge como represalia a lo que calificó de una “posición extraordinariamente agresiva en materia comercial” por parte de Pekín, que recientemente anunció controles masivos a la exportación de prácticamente todos sus productos, incluyendo minerales de tierras raras. Estos materiales son esenciales para industrias clave como la tecnológica, de defensa, aeronáutica y de vehículos eléctricos, donde China produce más del 90% del suministro mundial.
Trump advirtió que su gobierno también impondrá controles a la exportación de “todo software crítico” estadounidense. La reacción de los mercados fue inmediata y severa.
Wall Street sufrió su mayor caída en cinco meses, con pérdidas estimadas en 1.5 billones de dólares en capitalización.
Los principales indicadores se tiñeron de rojo: el Nasdaq Composite cayó un 3.56%, el S&P 500 perdió un 2.71% y el Promedio Industrial Dow Jones descendió un 1.88%.
Esta escalada de tensiones también puso en duda la reunión programada entre Trump y el presidente chino, Xi Jinping, en la cumbre de APEC.
“Ahora parece que no hay razón” para el encuentro, escribió Trump, calificando las acciones de China como “muy hostiles”. La medida amenaza con generar interrupciones significativas en las cadenas de suministro globales y reaviva la incertidumbre económica en un momento de fragilidad para el crecimiento mundial.













