Estos ejemplares representan un peligro para peatones y automovilistas, ya que los vientos o lluvias intensas podrían derribarlos.

El operativo de retiro se concentra en alcaldías como Benito Juárez, Coyoacán, Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo. Las autoridades han aclarado que no se trata de una tala indiscriminada, sino de una medida de seguridad que forma parte de un plan de reforestación más amplio. En una primera etapa, se prevé retirar al menos 1,500 palmeras en mal estado antes de que finalice 2025. En su lugar, se plantarán especies de árboles nativos como tejocote, duraznillo, arrayán y olmo mexicano, que se adaptan mejor a las condiciones locales, ofrecen más sombra y fortalecen la biodiversidad.

La madera de las palmeras retiradas será reutilizada para fabricar mobiliario urbano y otros proyectos sostenibles.