Trump anunció el proyecto como una "modernización completa", con un nuevo salón de 90,000 pies cuadrados (aproximadamente 8,360 metros cuadrados) destinado a albergar grandes eventos oficiales y cenas de Estado. El financiamiento provendrá de donantes privados, entre los que se encuentran magnates y grandes corporaciones tecnológicas como Amazon, Apple y Google, además de al menos 22 millones de dólares de un acuerdo legal de Trump con YouTube. El Fideicomiso Nacional para la Preservación Histórica ha solicitado la paralización de las obras hasta que los planes cumplan con los procesos de revisión pública requeridos. Este no es el primer conflicto de Trump con la preservación histórica; en 1980, ordenó la destrucción de valiosas esculturas Art Déco del edificio Bonwit Teller en Nueva York para construir la Torre Trump, un acto que él mismo admitió lamentar años después.