Con vientos sostenidos de más de 270 km/h, el fenómeno avanza lentamente sobre el Mar Caribe, lo que agrava el riesgo de inundaciones catastróficas y deslizamientos de tierra. Según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC), se espera que el ojo del huracán pase muy cerca o sobre Jamaica durante la noche del lunes y la madrugada del martes, provocando marejadas ciclónicas con olas de hasta 5 metros, lluvias torrenciales e inundaciones repentinas. El organismo advirtió que “inundaciones catastróficas y potencialmente mortales, y deslizamientos de tierra se esperan en Jamaica y el este de Cuba”.

Las autoridades jamaicanas ordenaron evacuaciones preventivas y cerraron los dos aeropuertos internacionales del país.

A pesar de las advertencias, algunos residentes se han negado a abandonar sus hogares. El primer ministro, Andrew Holness, advirtió que podría ser “uno de los huracanes más potentes de las últimas décadas” y que la infraestructura de la región podría no resistir. Después de Jamaica, se prevé que Melissa se dirija hacia el este de Cuba y posteriormente hacia las Bahamas, manteniendo una gran intensidad. Meteorólogos explican que la rápida intensificación del huracán se debe a las altas temperaturas del Mar Caribe, un patrón que se asocia con el cambio climático.