La causa principal, según los investigadores, es la respuesta inflamatoria generalizada que provocan ambos virus, la cual puede dañar las arterias y favorecer la formación de coágulos sanguíneos.

“El proceso inflamatorio desencadenado por estas infecciones respiratorias puede mantener activo el riesgo cardiovascular durante mucho tiempo”, concluye el artículo.

Los médicos aconsejan a quienes han superado estas enfermedades estar atentos a síntomas de alarma como dolor en el pecho, falta de aire, mareos o debilidad en un lado del cuerpo, y buscar atención médica inmediata si se presentan. El estudio enfatiza la importancia de la vacunación anual contra la influenza y los refuerzos contra el COVID-19, así como mantener un estilo de vida saludable, como medidas clave para la prevención.