El fenómeno, aunque visualmente espectacular, ha generado alertas por posibles afectaciones a sistemas tecnológicos y de comunicación. El Servicio de Clima Espacial México (SCIESMEX) del Instituto de Geofísica de la UNAM informó que el evento coincidió con una fase de alta actividad solar. La tormenta fue clasificada como G4 (severa) por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.
UU. (NOAA), lo que permitió que las luces fueran visibles en estados como Baja California, Sonora, Nuevo León y Zacatecas.
Las auroras se producen cuando partículas cargadas del Sol chocan con la magnetosfera terrestre e interactúan con los gases atmosféricos.
La UNAM ha aclarado que el fenómeno no representa un riesgo para la salud humana ni para otros seres vivos.
Sin embargo, advirtió sobre posibles impactos en sistemas tecnológicos sensibles, como comunicaciones por radio de alta frecuencia (HF), señales de posicionamiento satelital (GPS/GNSS), operaciones satelitales y corrientes inducidas en redes eléctricas de gran extensión.
Los pronósticos indican que la actividad solar se mantendrá elevada, y se espera la llegada de otra EMC, lo que podría intensificar la tormenta y prolongar la posibilidad de observar nuevas auroras en el país.











