La presencia militar de Estados Unidos en el Caribe se ha intensificado con el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford, en medio de ataques a presuntas narcolanchas que han generado controversia internacional. Ante esta situación, el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente, afirmó en la cumbre ministerial del G7 en Canadá que el combate a las actividades marítimas ilícitas debe guiarse por el derecho del mar. En su intervención, De la Fuente sostuvo que “los esfuerzos colectivos para combatir las actividades marítimas ilícitas deben guiarse por el derecho del mar y recordó que la posición de México se sustenta en nuestros principios constitucionales de política exterior que privilegian el diálogo y la solución pacífica de las disputas”. Esta postura contrasta con la del Departamento de Justicia de EE.
UU., que ha calificado los ataques como legales bajo las leyes de conflicto armado.
La ONU, por su parte, ha expresado preocupación, sugiriendo que podrían constituir “ejecuciones extrajudiciales”. El tema ha dividido opiniones en la región; mientras México y otros países cuestionan la legalidad de las acciones, expresidentes latinoamericanos como el colombiano Álvaro Uribe han defendido la estrategia estadounidense, argumentando que es necesaria para combatir al “narcoterrorismo” y la amenaza que representa el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
En resumenAnte la intensificación de operaciones militares de EE. UU. contra presuntas narcolanchas en el Caribe, México ha solicitado en la cumbre del G7 que toda acción se apegue al derecho internacional. La postura estadounidense, que defiende la legalidad de sus ataques, choca con las críticas de la ONU y la posición mexicana de resolver disputas por la vía pacífica.