Frustrado por el marcador adverso, Ronaldo propinó un codazo por la espalda al defensor irlandés Dara O'Shea. Aunque la acción no fue vista inicialmente por el árbitro, el VAR intervino y, tras la revisión, el silbante mostró la tarjeta roja al delantero. La expulsión no solo dejó a su equipo con diez hombres, sino que, según el reglamento de la FIFA, una agresión física de este tipo conlleva una suspensión mínima de dos partidos. Dado que a Portugal solo le resta un partido oficial de eliminatoria contra Armenia, una sanción superior a un juego tendría que cumplirse en la siguiente competencia oficial, es decir, la Copa del Mundo. La única forma en que podría evitarlo sería si Portugal no clasifica directamente y debe disputar el repechaje, donde podría cumplir la sanción. La derrota obliga a Portugal a ganar su último partido para asegurar el boleto directo, un encuentro que deberá afrontar sin su máximo referente histórico.