La reacción fue inmediata.

ABC suspendió el programa, declarando que la decisión se tomó para “evitar agravar aún más una situación tensa en un momento emotivo para nuestro país”.

A esta medida se sumaron importantes grupos de emisoras como Sinclair Broadcast Group y Nexstar Media, que operan más de una cuarta parte de las afiliadas de ABC, y decidieron reemplazar el show con programación de noticias. Nexstar justificó su postura al afirmar que mantendría la suspensión hasta asegurarse de que se fomente “un ambiente de diálogo respetuoso y constructivo”. Tras varios días de conversaciones con el presentador, ABC anunció el regreso del programa, aunque la controversia ya había generado un amplio debate sobre los límites del humor y la sátira política en la televisión, un tema que incluso fue abordado por Jon Stewart en ‘The Daily Show’.