Las cámaras de seguridad captaron a un grupo de hombres entrando con bidones de gasolina.

Los dueños, Eduardo Cesarman y Rafael Villafañe, hablan sobre las hipótesis del ataque.

Carlos Gardel, relacionista público del club, opina que fue un aviso del crimen organizado: “Yo pienso que fue un aviso, sin decir quién, ‘aquí estoy’”. Sin embargo, los fundadores afirman no tener interés en saber quién fue el responsable. Para Villafañe, “hay muchas teorías pero hasta la fecha no sabemos quién fue, yo no sé quién fue y no me interesa saberlo”.

El documental no solo revive el glamour del pasado, sino que también presenta al Baby’O como un símbolo de la resiliencia de Acapulco.