Su ausencia no solo debilita la línea defensiva, sino que también altera el equilibrio del equipo y pone más presión sobre la ofensiva para compensar. La confirmación de la lesión por parte del entrenador Kyle Shanahan pone fin a cualquier esperanza de un regreso prematuro y obliga a los 49ers a reajustar sus estrategias para lo que resta de la campaña sin uno de sus pilares defensivos.