Su ausencia ha sido un factor determinante en el pobre desempeño del equipo, que fue humillado en casa por los Houston Texans.

El estado de salud de Jackson se mantiene como una “incertidumbre”, pero el impacto de su baja es innegable.

Los artículos describen un panorama desolador para Baltimore, afirmando que sin él “es casi imposible que puedan soñar con una victoria”.

Esta afirmación se vio respaldada por la contundente derrota 10-44 ante los Texans, un partido en el que los Ravens se vieron superados en todas las facetas del juego. La ofensiva, comandada por el suplente Cooper Rush, fue un desastre, lo que evidencia la dependencia del equipo en el talento de Jackson. La situación ha llevado a los Ravens a una marca de 1-4, colocándolos al borde de la eliminación prematura en una temporada que prometía mucho. La crisis se agrava por “otras múltiples bajas de jugadores titulares”, pero ninguna tan sensible como la de su mariscal de campo. La temporada de Baltimore parece pender de un hilo, directamente ligada a la pronta y efectiva recuperación de Lamar Jackson.