Tras una revisión del VAR, el árbitro determinó que el delantero portugués había propinado un codazo a un rival sin balón de por medio, lo que le valió la tarjeta roja directa.

Esta expulsión es histórica para el jugador y llega en un momento crítico para su selección. La derrota obliga a Portugal a ganar su último partido de grupo contra Armenia para asegurar la clasificación directa al Mundial 2026, un encuentro que ahora deberán afrontar sin su máximo referente. La situación podría empeorar, ya que se especula con una posible sanción de hasta tres partidos, lo que ha generado la reacción del seleccionador Roberto Martínez, quien defendió a su jugador argumentando que fue una "reacción a una provocación" que sufrió durante todo el encuentro y calificó una sanción ampliada como "muy injusta". La Federación Portuguesa de Futbol planea apelar cualquier sanción adicional, pero por lo pronto, la ausencia de su capitán en el duelo decisivo añade una enorme presión al equipo luso.