Estos avances son fundamentales para garantizar una organización exitosa del torneo que México coorganizará con Estados Unidos y Canadá.

En la Ciudad de México, la administración del Estadio Banorte (anteriormente Estadio Azteca) oficializó un acuerdo con los palcohabientes, quienes podrán utilizar sus espacios durante los cinco partidos del Mundial. Este pacto se logró después de que el propio estadio realizara una serie de pagos a la FIFA para resolver una situación contractual compleja y única entre las 16 sedes del torneo.

Por su parte, Monterrey, bajo la dirección del Host City Manager Alejandro Hütt, está enfocada en que el Mundial genere un "cambio social" y un legado que perdure más allá del evento.

El plan incluye mejoras significativas en infraestructura, como nuevas líneas de metro, renovación de parques y embellecimiento urbano, con una inversión inicial de 20 millones de dólares. Además, se busca unir a las aficiones rivales de Rayados y Tigres en un objetivo común.

La ciudad no solo albergará cuatro partidos del Mundial (tres de fase de grupos y uno de dieciseisavos), sino también dos duelos del repechaje intercontinental en marzo, lo que servirá como una prueba logística. Hütt expresó su deseo de que el sorteo asigne a Monterrey a una selección de alto perfil como Portugal, con Cristiano Ronaldo, para maximizar la proyección internacional de la ciudad.